martes, 9 de mayo de 2017

LA INHUMANIDAD DE LOS HUMANOS



Por: Claudia Torres Arango *


Parece que es propio de los humanos la humanidad y que el título de este artículo es incorrecto, pero en estos tiempos de barbaries con atentados contra la población civil y el medio ambiente, de empobrecimiento de pueblos enteros a costa de la riqueza de unos pocos, cuando presenciamos actos que nos llevan a cuestionar si el hombre es verdaderamente humano, resulta válido preguntarse qué es la humanidad, qué significa ser humano, y si tiene o no humanidad el hombre y dónde reside ésta. Veamos desde dos perspectivas, este singular tema.

Primero, desde la filosofía:

El hombre es un animal que pertenece a la familia de los homo sapiens, es decir, es un hombre sabio. La sabiduría es una condición que se alcanza con el paso del tiempo y que implica un deseo voluntario por alcanzarla; ya San Agustín en su Contra académicos definía la sabiduría como la ciencia de los hechos divinos y humanos, cuando en este diálogo aludía a la sabiduría como esa búsqueda de la verdad que se basa en la tranquilidad de ánimo y en la vida feliz ¿Podrá ser la búsqueda de la sabiduría lo que hace al hombre humano?

En verdad, al hombre lo acompañan varias características: de él se dice que es complejo; y aunque posee un cerebro evolucionado, capaz de pensar, consciente de su mortalidad y a pesar de que aspira a trascender después de la muerte, aun esto no lo hace humano.

La humanidad, concepto que alude a la naturaleza humana, sí por un lado se refiere a las debilidades, por el otro lo hace a cualidades como la bondad, la benevolencia, la compasión y a la generosidad de los humanos, así algunos hombres -hablando como género-, no hayan alcanzado la humanidad.

Damos por sentado, como lo hizo Boecio en su preciosa obra "La consolación de la Filosofía", que el hombre siempre busca la felicidad, que es en últimas el bien, a través de dos elementos que constituyen los actos humanos: la voluntad y el poder; porque sin la voluntad el hombre no puede hacer nada, dado que en su actitud ni siquiera lo quiere, y sin el poder no tiene la fuerza para lograrlo. Entonces si el hombre busca el bien no debería existir el mal, pero éste existe.

Aunque la humanidad conlleva el dominio de los instintos y de las pasiones, encontramos hombres buenos y malos; los primeros, buscando el bien a través del ejercicio natural de las virtudes, y los segundos, logrando su cometido a través de las pasiones. Al respecto, avanza el citado filósofo romano argumentando que, cuando el hombre se aleja del bien deja de existir: “los malvados dejan de ser lo que eran”, así su cuerpo tenga la apariencia de  hombre, “porque al entregarse al mal pierden su naturaleza”; y concluye diciendo que "quien se ha dejado transformar por el mal, no puede ser tenido por hombre”, y añade, "siendo incapaz de ser dios, desciende a la condición de bestia”. Según este argumento, cuando el hombre pierde su esencia, deja de existir como humano, pierde su humanidad.

Segundo, los fundamentos:

La ciencia moderna ha avanzado al encontrar, que es en la amígdala cerebral donde se dan las emociones: se trata de un conjunto de neuronas localizadas en la profundidad de los lóbulos temporales de los vertebrados complejos, incluidos los hombres; que junto a otras estructuras cerebrales, como el hipotálamo y el septum, el hipocampo configura el denominado sistema límbico responsable de la emoción, de la motivación y del control del sistema autónomo o vegetativo; allí es donde se gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales relacionados con la memoria, la atención, los instintos sexuales, y las emociones como el placer, el miedo, la agresividad, la personalidad y la conducta.

Cabe preguntarse si es el hombre dueño de sus respuestas ante los estímulos del medio; al parecer si lo es, y sería a través del proceso educativo-formativo cómo aprende a ser humano, dejando de lado posibles lesiones en el lóbulo frontal y en las estructuras del sistema límbico.

La amígdala cerebral no es igual en hombres y mujeres: es mayor en el hombre y al parecer se puede decir que la actividad derecha está asociada al hombre y la izquierda  a la mujer. También la actividad de la misma, responde al flujo hormonal, al alcohol, o algo que pueda derivar en un daño, de tal manera que ocasione su inhibición, la pérdida del temor y la incapacidad de reconocer en el rostro las emociones y conducir a conductas amenazantes. Como hombres necesitamos del temor para reaccionar ante situaciones de peligro, algo que no pueden hacer quienes se dejan llevar por la amígdala cerebral.

Existe también un aprendizaje emocional, relacionado con las conexiones sinápticas que provocan conductas asociadas con la emoción del miedo, a través de conexiones con el núcleo central de la amígdala. De acuerdo a lo dicho, el hombre aprende por su experiencia a manejar las emociones; y piensan algunos que los daños en la amígdala no son condicionantes para dejarse llevar por las emociones por lo que estas pueden ser controladas a través de terapia.

Los actos monstruosos, la respuesta violenta, al parecer podrían evitarse, estudiando los comportamientos agresivos de algunos individuos, buscando sus causas, controlándolas y mitigándolas, y convirtiendo al hombre en humano, lo que siempre será una decisión personal.

En conclusión:

Cabe la posibilidad de que los humanos, dada su connotación cultural y su vínculo con las emociones, efectivamente evolucionen sin  importar qué tan inteligentes sean; pero otra cosa es la inhumanidad que explica actos que van más allá de los simples errores, como las acciones fascistas que, en nombre de un Estado, causan legiones de refugiados, o los propios desastres ambientales de base tecnológica, entre otras calamidades propias de nuestra civilización, que continúan llenando las páginas de la prensa en el siglo XXI.

Imagen: Guernica de Picasso, en Museo Reina Sofía.

Referencias:

Boecio. La Consolación de la filosofía. Alianza Editorial. España. Sexta reimpresión 2013.
Humano. Diccionario Pequeño Larousse. Paris, 1960.
Humano: En http://definicion.de/ser-humano/ . Extraído el 20 de febrero de 2016
Amígdala cerebral. En: https://es.wikipedia.org . Extraído el 20 de febrero de 2016.
Cerebro y género: Una cuestión de amígdalas: En http://www.tecnologiahechapalabra.com. Extraído el 20 de febrero de 2016.


* Claudia Torres Arango, Profesora del Contexto en CTS de la UN de Colombia y Socia de la SMP de Manizales. Imagen, Guernica de Picazo, en Cultura Genial. Artículo para la Revista Civismo 466 SMP Manizales

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